sábado, 21 de noviembre de 2009

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Mi querida Helena:

Por fin comienzo esta cuenta atrás que considero necesaria para mí y espero que comprensión hacia mí por tu persona.

Como recordarás corria el mes de abril cuando Emilio debia incorporarse a su nuevo trabajo en Argentina, como era una fecha complicada por los estudios de Pablo, decidimos que él se marchase tres meses antes, asi veia como era todo, la seguridad, los colegios, en fin el dia a dia de un pais extraño para nosotros.

Durante esos meses que fueron horribles porque la empresa nos habia arruinado, yo me dediqué a embalar todas nuestras cosas para dejar la casa, esa casa que nos habia costado una vida conseguir.

Te acuerdas, aquel dia que viniste mientras yo estaba rodeada de libros en el suelo, intentando hacer una lista de ellos,cosa que me fué imposible?, es lo que mas dolor se supuso, habia llegado a acumular mas de 3000 ejemplares. Cada uno de ellos lo lei, lo subrallé, lo olí, amaba, mis libros...aquel dia si que me viste llorar, tu me reconfortabas diciendome que iba a empezar una nueva aventura y que todo iba a salir maravillosamente...

Voy a ver si soy capaz de sintetizar para no aburrirte con demasiados detalles. La cuestión es que llegó el final del curso de Pablo(que aprobó todo) y nos dispusimos a esperar que Emilio nos dijera el dia que teniamos que irnos..

Por algo que más adelante te explicaré, lo cierto es que Emilio en cada conversación me daba una excusa nueva, que si aquello no era muy seguro, que si los colegios buenos eran carísimos...Un dia en el mes de julio, le dije "mira Emilio, no hace falta que vengas a buscarnos yo soy mayorcita y la semana proxima si no vienes tu yo cojo un avión a Buenos Aires y se acabó, tengo todo embalado y no puedo seguir viviendo así, el me dijo que estaba bien nos mandaria los pasajes y vendria a buscarnos..

A todo esto Pablo, sufria en silencio la pérdida de sus amigos y yo lo compensaba dándole a todo un aire de aventura extraordinario. Compré una guia de Argentina y le hablaba de las cataratas, de los glaciares, él amaba la naturaleza y así poco a poco fué confiando en mí.

Mi querida Helena estoy cansada de recordar asi que mañana, continuaré. Un beso enorme mi querida amiga..

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